El sumergible fantasma by Simpson George E. & Burger Neal R

El sumergible fantasma by Simpson George E. & Burger Neal R

autor:Simpson, George E. & Burger, Neal R. [Simpson, George E. & Burger, Neal R.]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ciencia Ficción
editor: Ultramar
publicado: 1976-01-01T00:00:00+00:00


13

2 de diciembre de 1974

Frank se durmió alrededor de la 1:30, después de haber permanecido acostado en silencio, con los brazos doblados debajo de la cabeza y la vista perdida en la litera superior.

No quería pensar en el montón de cosas inquietantes que seguían acumulándose. El insistente aferrarse de Hardy a sus rebuscadas ideas propias, el comportamiento del submarino al no responder... Lo importante era no perder de vista el propósito, mantener con claridad el objetivo original, sin prestar atención a ningún detalle extraño que se presentara. No significaba que esperase nuevos incidentes, pero estaba resuelto a emplear ese método para enfrentarse a lo que fuera. Y el método era muy sencillo:

no permitir que Ed Frank perdiera el control de la situación durante un solo minuto. Si para ello tenía que vérselas con Byrnes, o Hardy, o cualquier otro, así lo haría. Frank metió los brazos debajo de las mantas y aflojó su tensión. Una vez satisfecho ante la seguridad de que nada le haría variar su actitud frente a los hechos, se sintió tranquilo para descansar y pudo abandonarse plácidamente al sueño.

A las 3:30 se despertó por el contacto de una mano que sacudía su hombro con urgencia. Resistió durante un momento; luego se incorporó de golpe y abrió los ojos, encontrándose con el rostro preocupado de Byrnes.

—Lo siento —dijo el comandante—. ¿Me permite un minuto?

Frank asintió y se restregó los ojos. Sentado en la litera, observó a Byrnes andar por el compartimiento. Dorriss estaba acurrucado en una de las literas superiores.

—¿Qué sucede? —preguntó Frank.

—Vengo de la sala de radio —respondió Byrnes sin dejar de pasearse—. Desde hace dos horas estoy entrando y saliendo de ella y subiendo al puente, sin parar un momento, como un mono idiota. Hemos perdido contacto por radio.

—¿Qué?

—Con la escolta —la expresión de incredulidad de Frank impacientó a Byrnes, que insistió casi en un grito—: ¡No me puedo comunicar con el Frankland! Primero visualmente, y ahora, tampoco por radio.

Frank comprendió finalmente lo que oía, y quedó inmóvil con la mirada fija en el suelo. Vio pasar tres veces, ida y vuelta, los brillantes zapatos negros del comandante, antes de agregar algo más.

—¿Y qué hay del radar? —preguntó Frank.

—Todavía le tienen en la pantalla —admitió Byrnes—. ¿Pero hasta dónde podemos confiar en él?

—Totalmente.

—¿Usted cree?

Byrnes no dijo nada más; se limitó a lanzar a Frank una rápida y escéptica mirada. Luego se detuvo en el centro del compartimiento y metió ambas manos en los bolsillos.

—No recibimos una sola palabra de ellos. No puedo entenderlo.

—¿Piensa que tienen algún fallo?

—Eso espero. Pero no es más que una esperanza.

—Bueno, probablemente no sea más que eso. No podríamos perder contacto. Aunque no los veamos por causa de la niebla, los tenemos en el radar.

—¿Y si no es el Frankland? —Byrnes miró a Frank directamente a los ojos—: Y si no es más que algún resto a la deriva, o un banco de algas marinas, o un pesquero ruso?

Frank pasó las piernas por el lado de la litera, cuidando de no levantar la cabeza para no golpearse con la litera de encima.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.